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miércoles, 3 de febrero de 2016

El león rampante en un maizal.








Les agradezco infinitamente su generosidad al reglarme unos minutos de su tiempo para leer lo que publico.

Últimamente me he topado con publicaciones en Facebook que me han llamado poderosamente la atención, en ellas se trata de pregonar un nacionalismo mexicano a ultranza denostando la herencia española que hay en este País.

Diciendo que España nos trajo la pobreza y la ignorancia con base a la religión católica 

Para algunos, sobre todo para los más jóvenes, es regla rechazar esa parte de México, sintiéndose progresistas o revolucionarios por ello.

México es un país pluricultural pero con toda seguridad puedo decir que más de un 90% de la población somos mestizos, mestizos que  en su enorme mayoría provenimos de la mezcla entre alguna de las muchas naciones indígenas, que habitaban este territorio antes de la llegada de Cortes, y nuestros ancestros provenientes de España.  



Por tanto en cada uno de nosotros hay mucho también de España y rechazarlo es rechazarse a sí mismo.

Yo al igual que el resto de mis compatriotas nací con ese estigma, ese trauma que es uno de los grandes responsables de nuestro estancamiento como nación.

A los mexicanos se nos enseña a odiar al “maligno” conquistador español que vino a robarnos y a destruir nuestra patria y vamos por la vida con esa carga de odio, sin considerar que ella misma nos hace odiar una parte de nosotros mismos.

En México se admira al de tez blanca, se le considera superior, al grado de considerarlo un aspecto de belleza, es usual escuchar cuando un bebe recién nace:

“Mira qué hermoso, está bien blanquito.”

Lo anterior lleva un trasfondo totalmente negativo, nos avergonzamos de nuestro mestizaje y de nuestra piel de bronce.

Odiamos y amamos al conquistador y odiamos y amamos al indígena que se dejó conquistar, y repito, desgraciadamente con ello nos odiamos a nosotros mismos.

Esa inquina nos ciega al grado de no permitirnos ver una verdad que debería ser indiscutible:

Antes de la llegada de los españoles a éste territorio, México no existía.

Esto es por lo siguiente, en el territorio que hoy llamamos México, había un conjunto de naciones independientes en su gobierno y con grandes diferencias culturales unas de otras, había Mayas, Aztecas, Tarascos, Huicholes entre otros muchos pueblos que ni culturalmente ni estructuralmente constituían una sola nación, ese México autóctono y romantico que muchos quieren ver es solo una fantasía que ellos se han construido.

La conquista de Hernán Cortes no fue hacia México, sino hacia cada uno de esos pueblos, entre los cuales quizá el más poderoso militarmente era el Azteca y por ello erróneamente nos vemos representados principalmente en ellos.

 México no fue conquistado, México fue creado y se originó con el mestizaje provocado entre españoles e innumerables naciones indígenas.

Por supuesto los primeros españoles que llegaron fueron soldados y  ex reos y entre ellos difícilmente se iba a encontrar gente culta – otro aspecto de nuestro enorme trauma es provenir precisamente de ellos- pero lo que muchos dejan de considerar es que incluso ellos nos estaban legando indirectamente una enorme riqueza cultural.

Góngora, Velázquez, Goya y Cervantes son también parte de nosotros, son también parte de nuestra cultura mexicana así como lo es también toda esa riqueza cultural Árabe que vino con ellos.

Esa debe ser la grandeza de México la mezcla de esas grandes culturas, ojala que algún día abandonemos nuestro enorme trauma y consideremos que tras la sangrienta y cruenta concepción de nuestra raza debió nacer un pueblo orgulloso y no uno acomplejado.

Ojala un día entendamos que debemos estar llenos de orgullo del León rampante en un maizal.     

   


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