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Este es un espacio creado para tener interacción con todas aquellas personas que se interesen en la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, publicada por Editorial Endira, la cual se encuentra a la venta en librerías de México y en todo el mundo mediante Paypal en compra directa aquí en el blog.

viernes, 3 de junio de 2016

Nadie puede frenar tus sueños





Les deseo un excelente viernes a todos los que me honran con su presencia en el blog de Para decir adiós: Las dos Princesas, hoy quiero platicarles algo relacionado con la pasada entrega de este blog relativa al concurso organizado por Endira Editorial y sobre todo relacionado con los sueños rotos.

Va antes una pequeña anécdota muy relacionada con el tema anterior. En mis años de estudiante de preparatoria entre 1990 y 1993 (es increíble darme cuenta de todo el tiempo que ha pasado desde eso) la fama de un grupo musical que había reinado durante los ochentas estaba en verdadero declive, se trataba de la agrupación denominada como Timbiriche.



Para los amigos que no son de México, cabe una descripción al respecto; incluso hasta bien entrada la primera década de este siglo, en este país las dos únicas televisoras con cobertura a nivel nacional  tenían un poderío enorme, el cual les hacía imponer modas y preferencias no solo en el ámbito de la música sino también en los modismos del lenguaje, preferencias electorales e idiosincrasia.

Para la más grande y poderosa de ellas, Televisa, en sus producciones se imponían los estereotipos a seguir, muy alejados por cierto de la verdadera identidad nacional, para dicha televisora para ser el personaje principal de una de sus producciones tenías que ser rubio –de preferencia- o al menos de tez blanca (llegando al grado tal manía que es usual que se importen actores y actrices argentinos puesto que en dicho país es más usual encontrar gente rubia que en este nuestro México) por el contrario si el actor en cuestión era de tez morena solo podía aspirar a conseguir un papel como empleada domestica, indígena  o humilde e iletrado trabajador de barrio.

De tal manera a los mexicanos se nos impuso la imagen de la tez blanca como un sinónimo de éxito y belleza y la piel morena como reservada para los pobres, los nacidos para perder y soportar las vejaciones.

En televisa no importaba que el personaje principal fuera una indígena, al ser la protagónica tenía que ser rubia y de ojos claros, aunque no haya etnias con dichas características físicas en nuestro país, además para la citada televisora todos los indígenas de México hablan y visten igual, extendiendo de tal forma el estigma del estereotipo, sin considerar que la vestimenta, forma de hablar e incluso características físicas de un Maya, Tzotzil, Huichol o un Raramurí son muy diferentes entre sí.   

De tal manera que en la citada banda Timbiriche, grupo plástico creado ex profeso por Televisa para competir con Parchís y Enrique y Ana, todos sus integrantes eran niños bien (es decir “pijos” para los amigos de España) de tez blanca y en su mayoría hijos de artistas de la misma empresa, incluso a la que no fuera rubia podían pintarle el pelo desde niña para aparentar serlo, verdad Paulina Rubio.  


  
Por mucho que odio admitirlo y aún cuando en mi casa no era usual que mis padres –ávidos lectores- siguieran con frecuencia los programas de Televisa, no pude sustraerme totalmente de su fuerte influencia, la cual de alguna u otra forma se impregno en mi forma de pensar.

A los quince años, cuando como decía estaba cursando la Preparatoria en el Liceo José Vasconcelos, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, uno de mis compañeros de curso en algún momento externo su deseo de ser artista, en los recesos entre clase y clase, él les montaba coreografías a las chicas practicando los pasos de baile con ellas.

En lo escuela solemos ser crueles, yo era un tipo más bien retraído que vivía en su propio mundo así que me siento medianamente tranquilo de nunca haber externado una burla en su contra, pero aquella afición a los bailes le hizo padecer que los más asiduos a la explotación de los compañeros estudiantiles de inmediato lo tacharan de afeminado, cómo he dicho yo nunca lo molesté pero tampoco lo defendí y eso es una forma de complicidad.

En una de tantas clases en las que se habla del porvenir, el protagonista de esta anécdota tuvo la ocurrencia de decir que al terminar la preparatoria viajaría a la ciudad de México para hacer pruebas para ingresar a Timbiriche, grupo que como decía venía en declive y casi todos sus integrantes originales lo habían abandonado, dando paso a una nueva generación.

Las burlas no se hicieron esperar ante su comentario, por mi parte yo no lo externé pero en mis adentros también me burlé de su “desatinada” aspiración, recuerdo muy bien que pensé que el tipo era un “pobre iluso”, ¿cómo se atrevía a pensar que podía llenar los cánones impuestos por la televisora”  si él era prieto, chaparro y además afeminado,  finalmente medité que una cosa era tener sueños y otra era aspirar a imposibles.

Bien dijo George Bernard Shaw "La juventud es una enfermedad que se cura con los años" y precisamente a través del correr de los años he ido encontrando una cura a mi inmadurez y falta de empatía, ahora veo con mucha vergüenza mis pensamientos de esa época

¿Quién era yo para decirle a alguien que no se atreviera a soñar?

Recordé todo esto hace unos pocos días que vi por youtube una  conferencia de Neil deGrasse Tyson, uno de los científicos más famosos del mundo, quien para los que no lo conocen les digo que es de tez negra, lo que no tendría ninguna importancia si no fuera por lo siguiente:

En ella le preguntaban al astrofísico, por qué consideraba que no había tantas mujeres en la ciencia, incluso otro de los panelistas señalaba en son de burla que eso era algo genético.

Lo anterior venía a colación porque hay un grupo de académicos que señalan que a las mujeres no se les aparta de la ciencia, sino que son ellas mismas las que se segregan prefiriendo estudiar carreras de humanidades.

Incluso en la literatura yo he visto ese mismo prejuicio señalando que son las mismas mujeres las que deciden no escribir sobre ciencia ficción y fantasía épica refugiándose solamente en el drama rosa.

Neil deGrasse pidió la palabra de entre todo el panel y dijo con autoridad, que era él quien quería contestar esa pregunta porque si aún no se habían dado cuenta el era negro (el tipo es un bromista).



El famoso científico narró cómo durante toda su vida tuvo que enfrentar los prejuicios que a él lo situaban como inepto para la ciencia y apto para el deporte, incluso señaló que muchos maestros intentaron disuadirlo de estudiar astrofísica diciéndole que mejor se dedicara a una disciplina deportiva.

Sin embargo lo peor para él no fue eso sino enfrentar el prejuicio de ser un delincuente únicamente por su color de piel, incluso una vez fue detenido al salir de un supermercado cuando sonó la alarma mientras él y un tipo de piel blanca se disponían a salir por la puerta, el tipo blanco que era el ladrón fue dejado huir tranquilamente y él, doctor de una prestigiosa universidad fue detenido por ser negro.

El punto principal que señaló fue como los estereotipos pueden acabar con los sueños y es fácil decirlo para quien no los enfrenta diariamente, manifestó que el llegó a ser lo que es hoy día, porque su sueño estaba incoado con una enorme fuerza en él, pero qué es lo que ocurre cuando las personas no tienen una guía o tal fortaleza de espíritu, desgraciadamente terminamos destruyendo sus sueños.

A las niñas les decimos desde pequeñas que deben ser dulces, tiernas e incluso débiles, que son buenas para los temas del corazón y los sentimientos, pero jamás les señalamos que pueden ser tan buenas matemáticas o físicas  como cualquiera, nos convertimos en un ladrillo más de la enorme muralla forjada por los estereotipos y roles sociales impuestos.



Me avergüenzo mucho de haber pensado que por ser moreno aquel compañero de la escuela no podía aspirar a ser lo que el tanto anhelaba.
Nadie puede ser cómplice de destruir los sueños.

Así que si tú quieres ser un escritor profesional del cual sus escritos lleguen a todo el mundo traducidos en infinidad de idiomas, no te rindas, no dejes que nadie te diga que eso es imposible.

Se humilde y mantente dispuesto a escuchar todas las criticas, incluso aquellas de mala leche que destrocen tu obra, de ellas podrás corregir errores, podrás volverte más fuerte y sobre todos cobrarás ánimo para nunca renunciar a tus sueños.


En verdad y de todo corazón si eres un escritor joven que está empezando con este sueño, en mí tienes a alguien dispuesto a compartir la escasa experiencia que hasta ahora he logrado en el camino de cumplir mi propio sueño.  

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